El parto es de la mujer.
Quiero compartir con ustedes la noticia publicada en el periódico La Nación el pasado 9 de abril del presente año.
Partos en Costa Ricawww.nacion.com/2010-04-10/AldeaGlobal/NotaPrincipal/AldeaGlobal2326623.aspx
Si la mujer está acompañada durante el parto, decide la posición para dar a luz y no es infantilizada y dominada durante este momento tan importante y especial tendrá mejores herramientas para decidir sobre la alimentación de su bebé las primeras horas.
La primera hora después del nacimiento es importantísima y crucial en el desarrollo de una lactancia existosa. El bebé normalmente se encuentra alerta y con sus reflejos de succión y búsqueda muy fuertes.
Lo ideal es mantener al bebé junto a su madre después del parto, darles el tiempo y el espacio necesario para que puedan acomodarse e iniciar la lactancia. Algunas veces este período puede variar entre algunos minutos y una hora hasta que el bebé toma la teta por primera vez. Si el bebé permanece con su mamá seguramente se prenderá correctamente a su pecho. El calor de la madre lo mantendrá caliente (si se mantienen unidos piel a piel y cubiertos ambos por una manta), su cercanía lo mantendrá tranquilo, su pronto contacto lo llenará de las bacterias de su madre protegiéndolo de otras infecciones.
Si las leyes realmente se hacen valer y se respeta el deseo de la madre, su instinto será permanecer cerca de su hijo.
Felicito a las personas involucradas en generar leyes que buscan proteger los derechos de las mujeres.
gracias a la galería de Mavi Villatoro por la foto en www.flickr.com
Doctora,
Leyendo su comentario me día cuenta de lo incorrectas que son la mayoría de las incursiones en la lactancia, debido a los protocolos hospitalarios que separan a las madres de sus bebés.
Que bueno será para las futuras madres tener esos minutos de oro, que a las demás nos fueron negados. Con el tiempo se verán claros los beneficios.
Ahora tenemos que exigir los derechos y hacer cumplir con las leyes y es la parte más dificil.
Gracias por escribir!!
Soy nutricionista, por lo tanto sabía bien la importancia de alimentar a los bebés con leche materna en forma exclusiva durante los primeros seis meses de vida.
Cuando quedé embarazada de mi primer hijo tenía dos metas bien claras, que naciera por vía natural, aunque me arrepintiera en el proceso, así como darle de mamar a toda costa.
Cuando el milagro del nacimiento sucedió, la leche bajó en ese mismo instante y mi hermoso niño tomó el pecho sin ningún problema. La cama amanecía empapada de leche porque resulté ser muy buena para la producción.
Por supuesto que los pezones se me abrieron y cada vez que mi niño lloraba por hambre, lloraba yo al saber que tendría que ponerlo a mamar, el dolor era insoportable, pero su cercanía me hacía soportarlo. Sentir su cuerpito caliente junto a mí, pasar hasta una hora sentada sin hacer nada más que disfrutar su presencia, sabiendo que de mi cuerpo salía el alimento perfecto que lo mantenía vivo, no puede describirse, se debe vivir.
Aunque mi meta era llevar la lactancia hasta los dos años, cuando mi hijo tenía once meses de edad, quede nuevamente embarazada y empezó el verdadero suplicio. No sólo tenía que soportarme yo pensando cómo haría con dos bebés, sino a la demás gente criticándome por estar embarazada tan pronto y principalmente porque me negué a retirarle el pecho de inmediato, a pesar de que me pronosticaron que abortaría al igual que las vacas.
Seguí amamantando a mi bebé hasta que cumplí cinco meses de embarazo y gracias a Dios no costó nada retirarle el pecho.
Cuando el milagro del nacimiento sucedió por segunda vez, volví a vivir la misma satisfacción de dar el pecho a un pedacito de mi alma, pero esta vez el placer fue mayor, no sólo porque ya no sufrí los dolores de la primera vez, sino porque mi primer hijo, el orgulloso hermano mayor, se sentaba a nuestro lado y disfrutaba de la compañía de su hermanito mientras yo disfrutaba y daba gracias a Dios por la vida y la perfección de mis hijos.
Nunca he disfrutado nada en la vida como esos momentos tan íntimos con mis dos maravillosos hijitos, lo único que ahora se puede comparar a ello es acurrucarnos en el sillón o la cama a ver su programa de TV o película favorita todas las noches, después de bañarlos, darles de cenar y alistarlos para dormir.
Gracias por su testimonio querida colega nutricionista. Me alegro que no sólo haya disfrutado de la lactancia con sus dos hijos si no también de la lactancia del hijo mayor durante su segundo embarazo. Es muy natural hacerlo y hay miles de mitos alrededor de este tema. La felicito por su perseverancia, paciencia y seguridad en su cuerpo y su corazón.
Gracias por escribir
Ingrid