Voy a dar de mamar
Escrito por Shirley B.
Siempre estuve convencida de que cuando mis hijos nacieran iba a darles las mejores oportunidades en la vida que yo les pudiera ofrecer.
Me parecía que dar de mamar era una de ellas. Soy farmacéutica y sabía de todos los estudios que hablan de la importancia de amantar a tus hijos. Fue por eso que me propuse dar de mamar a costa de todo. La verdad suena como si fuera que hay que escalar el monte Everest y ahora sé que hay mujeres para les que dar de mamar es como un paseo en el campo. Ese no fue mi caso, para mi sí que fue difícil al principio. Cada vez que mi hijo agarraba el pecho para mamar, me dolía mucho y los pezones se me agrietaban. Trasnochar sin que nadie pudiera ayudarte porque solo vos podés dar de mamar es agotador y sobre todo al principio que es libre demanda. Pero después pasa el tiempo, los pechos ya no duelen y dar de mamar se convierte en una de las experiencias más maravillosas que existen. Uno de mis mejores recuerdos es dando de mamar a mi hijo en el silencio de la madrugada, sin que suene el teléfono, toquen el timbre o pendiente del reloj, con una luz tenue, con la carita rechoncha, los dos tibiecitos y seguros, pensando esto es lo más increíble, este bebé ha crecido gracias a mi leche y nada más. La naturaleza es maravillosa e increíble. Sintiendo que había un lazo entre nosotros que jamás se iba a romper.
Con mi segunda hija estaba aun más convencida de que iba a dar de mamar, cómo no, si con el mayor al final fue un rotundo éxito eso de andar incorporadas las botellas de leche al cuerpo, donde fuera y como fuera estaban listas para cuando la criatura tuviera hambre. Si lo logré con el primero con la segunda iba a ser pan comido.
Me equivoqué, mi hija nació con una boquita diminuta, al mamar solo agarraba el pezón y no toda la areola además se llenaba en cinco minutos y por lo tanto estaba hambrienta cada hora, como resultado a los dos días del parto mis pezones ya estaban terriblemente agrietados. Cada vez que la amamantaba era un doloroso suplicio. Cuando la niña regurgitaba la leche venía acompañada de sangre de las heridas de mis pechos. Lloré todas las noches durante un mes, la mayoría de mis amigas decían que nada iba a pasar si le daba fórmula, “todas nosotras crecimos con fórmula” repetían. Pero yo no podía aceptar que al mayor le di once meses de pecho y a ella no le iba a dar ni dos. Cómo la iba a traer al mundo ya con una desventaja con respecto a su hermano? Eso era una responsabilidad que dependía de mi. El cansancio era doble porque si con tu hijo mayor podés hacer siestas cuando él se duerme, con la segunda no es el caso, pues ya tienes otro niño que requiere atención, más de la normal pues le ha nacido una hermanita y ahora debe compartir a sus papás.
Una noche hablando con una amiga me dijo, vas a salir adelante, no podés estar peor, ya estás en el fondo y de ahí solo para arriba. Tratá de dar una toma a la vez, no pensés en el día completo ni en la noche. Solo una toma a la vez. Y eso hice, me dije a mi misma voy a dar la toma que sigue, y ahora la que sigue y nuevamente la que sigue otra vez, así, poco a poco logré salir adelante, lograron sanar los pezones con todas las recomendaciones ( lanolin, trofodermin, papaya, agua tibia, sol en la mañana, no usar sostén par dejar que cicatricen, etc) pero sobre todo dejando pasar el tiempo y pensando una toma a la vez.
Nuevamente me vi en la madrugada, con el silencio de la noche, tibias las dos, una carita rechoncha y el milagro divino abrazándonos a ambas. Estás aquí sanita, segura y feliz. De verdad que te amo. También le di de mamar once meses.
Amamantar vale la pena, hasta ahora no se de ninguna madre que se haya arrepentido de hacerlo. Si puede ser sacrificado, a veces uno se da cuenta de lo importante que es unos meses después, otras cuando ya han pasado muchos años.
Mis hijos ya tienen doce y nueve años, estoy a punto de empezar otra etapa en sus vidas. Definitivamente voy a ofrecerles las mejores oportunidades en sus vidas.
Shirley B.
Gracias a www.mamis.cl por la foto