A continuación comparto el testimonio de Silvia que con sus palabras nos lleva de la mano en esta historia de leche, alimentos y mucho amor del bueno. Que la disfruten.

 Nuestro recorrido  empezó en el 2009 cuando nuestro príncipe Gabriel llegó a nuestras vidas. Con dos rayitas en la pruba casera, un tubito de ensayo con sangre y finalmente una pequeñísima “gotita” reflejada en el ultrasonido; empezó nuestra hermosa travesía nutricional. Y es que empiezo desde tan pronto, porque la alimentación de Gabrielito ha sido mucho más que sólo carbohidratos, grasas y vitaminas.  La alimentación de nuestro hijo es algo emocional. Gabriel se ha alimentando de amor, del amor más puro que jamás podrá existir. Y también de sangre, a través de la placenta; de calostro cuando nació; lechita materna más adelante; y cuando llegó su momento, de los alimentos que con todo el amor le  preparamos.

Gabriel tiene casi dos años. Es hermoso, cariñoso, sano, fuerte, juguetón, seguro y muy inteligente.  

“Parece como si siempre hubiera sabido cómo mamar”, dijo una enfermera. Fue el instinto de reconectarse con su mamita, aquella con la que había vivido en su vientre desde hacía ya nueve meses y por años en su corazón.

Como había estado en recuperación tres horas, el pobre chiquitín estaba con muchísima hambre. Después de ese primer contacto con nuestro anhelado pecho, no tardó en llegar la enfermera, con una bandeja de agujas y material de laboratorio lista para pinchar a nuestro bebito, y saber cómo andaba la glucosa en su sangre. Al cabo de un ratito, volvió con los resultados: “Hay que darle fórmula a este bebé”, exclamó.  Con todo el dolor del alma, accedimos; pero eso sí, le dijimos que nada de biberones, ni llevárselo de la habitación. Cinco minutos más tarde volvió con un tarrito de fórmula, lista para “alimentar a mi hijo, y terminar así con su hambruna”.

El día y nuestra lactancia continuaron y afortunadamente, vino a visitarnos el pediatra. Lo que nos contó nos dejó maravillados. Los bebés sólo necesitan un poquito de calostro para estar llenos, nada de complementos ni “ayudas” de ningún tipo. Con el calostro que estaba produciendo era más que suficiente para que Gabriel estuviera muy bien.

A los dos días me bajó la leche. ¡Qué susto cuando me entró ese frío por todo el cuerpo y la fiebre me subió! Lo siguiente que noté era que eso que salía de mi cuerpo era un líquido blanco, era puro oro blanco para nuestro bebé. Por supuesto que me puse sensible, pero nada que no se arreglara con un poco de tiempo, paciencia, agüita caliente y crema de lanolina.

Llegó el día de la prueba de tamizaje. Después del examen,  la enfermera me dijo que para que Gabrielito se calmara del dolor,  le diera de mamar. Así lo hice, y entre tanto, con un poquito de vergüenza le pregunté sobre la cantidad de leche que producía. Cómo muchas, estaba con miedo, en un mundo acostumbrado a las mediciones, era difícil no ser capaz de ver cuánta leche estaba tomando el bebé y creía que era muy poco. Ella, súper linda y cariñosa, inmediatamente presionó mi pecho, para que viéramos con asombro la cantidad enorme de leche que salía. Ese día salí empoderada, feliz de saber que mi cuerpo producía exactamente lo que Gabriel necesitaba. Más aun, el bebé había aumentado unos gramos. No cabía en mí misma del orgullo y la emoción.

Una frase me dejó muy marcada ese día, y se lo digo a cada mamá que conozco y me lo recuerdo a mí misma cada vez que por algún motivo me siento quebrantar. La enfermera dijo: "confía en tu cuerpo, él sabe lo que hace”. Desde entonces, la hora de mamar se volvió un disfrute, un rencuentro con mi hijito y mis orígenes, un momento de paz y relajación.

El apoyo de mi esposo también fue fundamental, a él le agradezco nuestra lactancia. Él fue el que me enseñó a dar de mamar. Armado con un bloc de notas y lapiceros, sólo él pudo asistir a la clase de lactancia que nos dieron en el curso de preparación al parto. Apuntó y prestó atención a cada pequeño detalle que en la clase decían;  y más tarde en la noche, punto por punto me explicó. Muchos meses después, cuando ya teníamos a nuestro retoño en brazos, me escuchó pacientemente cada lectura sobre lactancia que le compartía, cada asombroso dato sobre las múltiples bondades de la lactancia materna. Juntos tomamos la decisión, nuestro hijo tendría lactancia como mínimo dos años; y ya después con el tiempo, evolucionó a cuando alguno de los dos ya así no lo quisiera; abrazamos la idea del destete natural.

Indudablemente no han faltado las críticas, los comentarios por detrás y la sorpresa de muchos cuando nos han dicho: “¿Cómo? Ese chiquito todavía mama”. Sin embargo también tengo que ser justa y añadir el apoyo que nos han dado las personas más cercanas; mi mamá, amigas, familiares queridos…

Nuestra forma de crianza ha sido siempre con apego. Muchos besos, abrazos, elogios, risas, colecho, lactancia libre, muchísimo estímulo y paciencia. A los seis meses, empezamos a ver los frutos, ese gordito tan divino se soltó a gatear. Junto con sus primeras comidas sólidas, eran días de bocaditos y una gateadita; y lactancia a demanda el resto del día y la noche.  Los primeros pasitos no se dejaron tardar; llegaron a los nueves meses y con ellos las carreras. Un niño tan activo, lo único que soñaba era con correr, para luego abrazarnos y reír con sus papás.

Empezó a pasar algo que aunque natural, no dejó de preocuparnos. Aquel gordito que ahora andaba en carreras, empezaba a dejar de ser gordito y cada vez se adelgazaba más. No era muchísimo, pero sí lo suficiente para que la gráfica de peso lo empezara a reflejar.  En ese momento, no sé si por descuido o inexperiencia, dejamos pasar un dato de gran importancia. Y es que resulta que mi esposo y yo somos de estatura pequeña; y además, la fisiología de mi lado de la familia, siempre ha sido de un rápido consumo calórico, razón por la cual somos bastante delgados por naturaleza.

 Gabrielito seguía creciendo,  estaba muy sano, se veía contento y juguetón. Sin embargo, no crecía al mismo ritmo que los otros chicos y cada vez cambiaba más tarde de talla. Comenzó la época del estrés. Al cumplir año y medio, buscamos una nueva pediatra que nos explicara qué estaba pasando de malo con Gabriel.  Le prescribió los mil y un exámenes, y al final, siempre la misma noticia reafirmándonos que él estaba muy bien. Pero entonces, ¿qué estaba pasando? ¿Por qué no aumentaba tan rápido de peso? Una simple explicación dio la doctora: “quítele la teta en el día, bájense el estrés y verá como su hijo come más”. Ehh, no estoy del todo de acuerdo, pensé yo.

Por supuesto que no le quité la lactancia en el día. Sabía la gran importancia que tiene ésta en su alimentación. Y en mi razonamiento más simple, no le iba a quitar unas de las pocas comidas que para ese punto me aceptaba, especialmente algo tan importante como la leche que le fabricó su mamá.

Para ese momento igual que ahora, Gabrielito mamaba siempre al despertar. Era como una linda forma de decir: mami, ya me desperté dame un buen impulso de cariño para empezar feliz el día.  Entonces, sólo por probar, le quité la lechita antes de desayunar, para saber si comería más. ¡Sorpresa! No comió más. Lo único que conseguí fue un dúo madre-hijo frustrados por no poder amamantar.  Volvimos  a los dos días a nuestro feliz encuentro de lactancia.

Con el tiempo aprendimos a manejar el estrés y no estresar a nuestro hijito cuando no quería comer. Había días que comía muy bien y otros que no tanto. Seguía sin subir mucho de peso, pero sano y feliz como de costumbre. Hasta que por razones de trabajo, debió entrar unos días de la semana al kínder; y entonces sí que se empezó a enfermar. Lógicamente, cada vez que se enfermaba dejaba de comer, adelgazaba y se volvía a enfermar. Fue entonces cuando contacté a doña Ingrid. Ella muy amable, humana y con ganas reales de ayudar, me dijo lo que hasta el momento nadie se había tomado el tiempo de explicar.

Ese día empezó mi aprendizaje sobre tres cosas fundamentales:

1)      Que el estómago de los niños es muy pequeñito. Porciones siempre pequeñas y comidas más frecuentes era lo mejor. Además un niño tan activo, necesitaba más calorías en su dieta.

2)      Que la lactancia diurna nunca fue el problema. Más aun, hoy en día Gabriel toma lechita antes, durante y después de sus comidas y es un niño que se sienta a comer mucho más feliz y relajado.

3)      Que la comida entra primero por la vista. Y que para los chicos, al igual que los adultos, es de suma importancia la presentación.

A partir de ese día, nos pusimos las pilas en casa. Gabriel ha estado aumentando de peso, despacio pero seguro. Seguimos con nuestra lactancia a demanda; y ahora pasamos pensando e investigando cómo innovar. Con la ayuda de amigas y familiares, recibimos cada vez más buenas ideas y apoyo, para hacer de cada comida una linda experiencia. Una experiencia, en la que no sólo se comparten alimentos; sino tiempo, sonrisas y amor familiar.

 Sí se puede familias, sí se puede. Volvamos a nuestras raíces, a creer en nuestros cuerpos, en nuestras familias.

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Esta pequeña producción resume lo maravilloso de la lactancia prolongada. Para las que lo dudan y se sienten presionadas de dejar de amamantar por la edad del bebé, oidos sordos. La leche materna es y será siempre mejor que la de la vaca en cualquier etapa de la infancia. Además está viva, es gratis, no se pone mala, es práctica, previene algunos tipos de cáncer en la mujer y viene en un recipiente repleto de caricias, besos y amor.

Si usted y su bebé desean continuar con la lactancia más allá de los dos años, aunque sea en un corto ritual mañanero de buenos días, un minuto de reencuentro después del kinder o el trabajo, o un simple recordatorio de que aun ese niño es parte de su cuerpo…

… ADELANTE. Es normal, natural y muy saludable…

Que lo disfruten…

 

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Comparto con ustedes este video  

donde se constata el gran trabajo que realiza IBFAN (The international baby food action network) en el mundo en pro de la lactancia materna y su práctica universal http://www.ibfan.org/. Gracias a esta ONG sin fines de lucro se lucha arduamente para que las compañías y empresas respeten el código internacional de sucedáneos de la leche materna. IBFAN presiona y vigila los medios de comunicación y la información que las compañías productoras de fórmulas y alimentos para bebé publican, IBFAN los pone en línea. Si no fuera por el código e IBFAN, millones de niños morirían por el uso de fórmulas infantiles.

 

Ahora más que nunca IBFAN y todos los que sabemos que la leche materna es lo mejor para los bebés tenemos que continuar apoyando y educando sobre lactancia materna y velando para que el código de sucedáneos de leche materna se respete en nuestro país.  Hay muchos millones de por medio, muchos intereses y muchos profesionales que preocupados por su bolsillo recomiendan sin pensar dos veces un alimento artificial que podría afectar a corto o largo plazo la salud de un bebé.

La leche materna es y siempre será el alimento por excelencia. La mujer requiere apoyo desde el momento del nacimiento para lograr una lactancia existosa. El uso de chupones con fórmula en la estancia hospitalaria, es el primer paso hacia el fracaso. Son pocos bebés que por circunstancias específicas y muy concretas requieren del uso de fórmula infantil. En la mayoría de los casos, el apoyo oportuno, revisando la técnica de amamantamiento, liberando a la madre de la presión sobre las horas y los minutos y permitiéndole pasar el mayor tiempo posible con su bebé al pecho sería suficiente para que los bebés engorden y crezcan sanos y fuertes.

Les recomiendo dedicar 7 minutos de su preciado tiempo para ver el maravilloso trabajo que realiza IBFAN en el mundo y los beneficios que la leche materna tienen en pro de la salud de los más pequeños.

Que lo disfruten!!

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Dos madres nos cuentan sus historias después de que sus hijos fueron diagnosticados con una supuesta intolerancia a la leche materna. Dos casos de entusiasmo y motivación para continuar amamantando ante todo. No olviden la charla sobre este tema http://lactanza.com/2012/04/charla-intolerancia-la-leche-materna/

Carolina es ejemplo de esta situación y nos cuenta:
Con mi bebe tuve ese problema de intolerancia a la leche materna y el pediatra desde recién nacido decidió suspender la leche materna, situación que yo nunca compartí  ya que como enfermera que soy y madre por segunda vez se de los beneficios únicos que la leche mía le podía ofrecer a mi bebé.
Así que tomé fuerzas y eliminé de la dieta todos los derivados lácteos, prácticamente me cuide en todas las comidas.  Leía todas las etiquetas de los productos, desde una galleta hasta un pan. Me di cuenta de muchos alimentos que podían contener proteína de leche que eran lo que realmente afectaba a mi bebé.
Gracias a mi disciplina, el apoyo de mi esposo y la resignación del pediatra hoy mi bebe tiene 11 meses y aun toma lechita materna.
Quiero compartirle esta foto de mi bebe disfrutando su comida con el método baby lead weaning, le encanta y a nosotros también.

Johanna, es madre por segunda vez y esta es su historia:  Cuando iba a tener a mi segundo bebe pensaba “ya soy una experta en amamantar y esta vez va a ser igual de sencillo”,  me lleve la gran sorpresa que fue completamente diferente.

Con mi primer hijo, Santiago, lo complicado de darle pecho se solucionó 5 días después de nacido cuando gracias al apoyo y la consejería en lactancia materna logré que cogiera el pecho. A partir de ahí fueron 20 meses de lactancia feliz para mí y mi hijo. Santi dejó el pecho solito cuando yo tenía 3 meses de embarazo de Matías, simplemente amaneció y no quiso coger el pecho, lo mismo se repitió por la noche y al día siguiente, no quiso coger mas el pecho…fue un destete muy feliz y tranquilo.

Al nacer Matías, como dije al inicio, pensé que sería facilísimo y que error, ahí empezó mi proceso un poquito complicado con Matí. En el hospital no quería tomar el pecho, tuve que aplicar las técnicas que Ingrid me había enseñado hasta que por fin lo logramos. Fue un inicio difícil de dolor y desesperación. Poquito a poco se me aliviaron los pezones y pude seguir dando leche, aunque muchas veces pasó por mi mente el dejar de amamantar y darle chupón…pero mi corazón y mi mente sabían que no era lo mejor para mi bebé, yo quería que fuera una lactancia larga y feliz, igual que con Santiago.

Mi historia no termina ahí.  Cuando Matí tenía 45 días de nacido  empezó con intolerancia a la leche materna. Hice una dieta muy estricta para que se mejorara esa intolerancia hasta que hace dos semanas cumplió 5 meses de nacido y se solucionó el problema. Ya dejé mi dieta y se acabaron los retorcijones de estomago y la diarrea constante, ahora toma leche tranquilito y yo puedo comer de todo.

Tal como les comenté, mi experiencia de las dos lactancias ha sido muy diferente Soy feliz de poder ver a mi bebé pegado al pecho acariciándome la cara mientras toma leche materna; mi meta es poder darle 24 meses de leche materna a mi gordito precioso.

Soy una mamá que trabaja de lunes a viernes como gerente de una empresa agroindustrial.  Siempre hice espacio en mi ajetreada agenda para darle pecho a mis bebés o sacarme leche. Nunca utilicé fórmula y mis hijos siempre aumentaron muy bien de peso. Crecen grandes y fuertes.

Amamantar a nuestros hijos es lo más bello del mundo y siempre se puede hacer, tanto las madres que están en casa con ellos como las que trabajamos todos los días.

Un abrazo a todas las madres que damos pecho!!.

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Una sala de lactancia con ALMA de mujer

El pasado lunes 12 de marzo se inauguró una preciosa sala de lactancia en la Sede Central del Banco Popular en Avenida Segunda. Bautizada con el nombre de ALMA (Alimentación Materna).  Representa el esfuerzo y dedicación de un equipo preocupado por los derechos de la mujer trabajadora.

La sala de lactancia es un beneficio más que surge de la implementación del Sistema de Gestión Laboral de Igualdad y Equidad de Género (SIGEG) que realizó esta institución.

El Banco Popular se ha puesto la flor en el ojal gracias a esta iniciativa, después de haber recibido el año pasado el sello de equidad otorgado por el INAMU. ALMA es un espacio privado, seguro, higiénico que además ha sido delicadamente decorado y que invita a las mujeres en etapa de lactancia para aprovecharlo al máximo.

Cuenta con extractor, esterilizador, refrigerador, lavamanos, sillas mecedoras y mesas. Las mujeres del Banco Popular que deseen extraer su leche para llevarla a sus bebés, tendrán la oportunidad de hacerlo con todas las comodidades que la salud de ellas y sus hijos merece. Es mi deseo que otras instituciones imiten esta paso en pro de la salud de l@s costarricenses.

Felicidades y muchos éxitos para ALMA.

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POR: Natalia Regidor

Tener un bebé es de verdad y a ciencia cierta toda una aventura. Hasta que no se vive, no deja de ser un misterio. Durante la espera nos cuestionamos cómo lo asumiremos. ¿Seré capaz?, ¿podré escucharlo por las noches, yo, que ni un escándalo me arranca del sueño?, ¿tendré suficiente leche para alimentarlo?, ¿Tendré paciencia?…

El embarazo nos prepara en gran medida, hay un amor desmesurado que crece más rápido de lo que  crece nuestro hijo en el vientre, una fascinación de sentirnos dadoras de vida, de ver como nuestro vientre carga nuestro más valioso regalo. Observamos lo rápido que nos fatigamos y de cómo el hecho de cargarlos dentro de nosotras nos modifica nuestro día a día. Devoramos libros, buscamos información diariamente en internet, tratamos de saber todo, que nada nos "agarre" desprevenidas.

Probablemente nos suceda que dejamos de lado un poco la intuición, que no estoy segura que sea lo mismo que la improvisación, para que no suene con aires de “desinterés”. Esa intuición que nos es inherente y nacemos con ella para buscar sobrevivir; y obvio que la ponemos en práctica cuando tenemos una personita de unos 50 cm (más o menos) acurrucada en nuestros brazos.

En estos tiempos que corren, o más bien vuelan, la sociedad casi que nos obliga a eso, a que nuestra maternidad vuele y que termine diluyéndose en un sinfín de actividades, compromisos y trabajo.

Vivo un nuevo aire de maternidad. El primero tuvo lugar hace 4 años y fue mágico. Santiago vino a enternecer mi vida y a dotar de muchos significados tanto las lágrimas como las risas…y los silencios. Pero si algo me duele, es que no le di pecho tanto como hubiera querido: ocho meses en  combinación con fórmula cuando no estaba en casa. El pecho no se lo quite, pero él terminó por acabar esa relación de un modo prematuro y definitivamente inducido.

Mi nuevo aire se llama Elisa y me descubro más consciente (el tiempo no pasa en vano). Si algo dije al inicio de mi embarazo es que a Eli sólo le iba a dar pecho todo el tiempo que ella lo deseara. Pero las condiciones fueron un tanto diferentes a las de Santiago, pues Elisa nació prematuramente a las 34 semanas. Ese acontecimiento, sin duda me desestabilizó, había un sentimiento de culpa, mezclado con verla en la incubadora, tan pequeña, tan frágil. No vacilé y durante sus cuatro días de internamiento, estuve junto a ella sacándome leche, a pesar de que se alimentó hasta el segundo día. La bajada de leche no esperó y mis pechos estaban rebosantes de calostro; pero al dármela mi producción empezó a bajar considerablemente y entré en pánico.

Eli dormía todo el tiempo y yo la tenía que estar poniendo al pecho, mamaba poco. Me empecé a desesperar, mi hija no estaba alimentándose bien, le complementaba con tomas de mi leche para reforzarla, pero cuando mi banco de leche de los 4 días que Eli estuvo internada se terminó y yo no daba abasto con dar pecho y sacarme leche, empezó a atormentarme el hecho de que mi leche desgraciadamente, no estaba siendo “suficiente”. Acudi a la fórmula entre tomas, la evitaba hasta más no poder, pero aun así  Eli probó unas tres onzas de fórmula, me entristecí mucho…no fui capaz y lloraba de ver que mi hija tan pequeña  necesitaba de leche humana (MI LECHE) y no leche de vaca procesada y procesada y procesada……

En fin, es cuando decido buscar ayuda especializada para despejar dudas, confiar en mí, sentirme segura. Me encuentro con Lactanza en internet e inmediatamente llamo. Del otro lado una voz responde mis atropelladas y desesperadas preguntas. Después de una visita a Lactanza doy leche materna exclusivamente  Mi bebé tiene 4  ½ meses. Y a pesar de que casi no probó la fórmula, estuve a punto de terminar con el pecho.

Hoy y prácticamente todos los días pienso en todas las mamás que como yo tienen miles de preguntas y un vacío de repuestas. En el desinterés hacia la lactancia materna y en su importancia vital; me duele, porque no sabemos el daño profundo que este desinterés causa en la sociedad, desde la lejanía que siembra entre padres e hijos, hasta el hecho de que lo considero interés de salud pública, como la MEJOR vacuna que le podemos dar a nuestros hijos (ahora que está de moda, ponerle a nuestros hijos cada nueva vacuna que sale al mercado contra cada nueva enfermedad, virus  que también salen al “mercado”).

No ha sido fácil esto de dar pecho, 4 meses no es nada pero representa mucho para mí, para mi hija (que es toda su vida), para mi esposo que me ha acompañado y ha sido en gran parte responsable del éxito de la lactancia de Elisa y para mi hijo, que muchos cambios han venido a reordenar su concepto de familia.

El cambio más significativo, es que Elisa y yo tenemos nuestro propio reloj, nuestra propia manera en que gira (por ahora) nuestro mundo, el mundo de ella que gira en torno al pecho y a la protección de nuestros brazos y el mío que gira en torno al éxito de esta tarea y de compartir con Santiago cada tiempo que pueda encontrar libre.

Y me encuentro también con la importancia del núcleo familiar, redescubro el papel del padre de una manera muy diferente y contraria al tradicionalismo machista. Debo en gran parte el éxito de la lactancia, a la cooperación recíproca y sin medida de mi esposo, en todas las tareas del hogar. En mi caso esto ha sido un trabajo en equipo, que me ha dado el espacio de disfrutar enormemente de este momento tan pleno que ha significado la lactancia materna.

Claro que ha habido cansancio, pero la recompensa es grande y la satisfacción inmensa.

Hoy me siento capaz,  me siento humana y conectada con algo que es muy fuerte y ancestral: naturaleza. Hoy siento que no necesito ni plantar un árbol, ni escribir un libro: que esto de dar de mamar lo supera por mucho y trasciende más de lo que imagino, es vida que fluye a través de mí.

¿Cómo las mujeres no nos vamos a sentir hacedoras? si tenemos la magia de acunar en nuestros brazos, de alimentar con nuestro pecho. Vivamos esta maravillosa experiencia de compartir la teta con nuestros hijos, es sin duda la más maravillosa que he vivido y viviré. Por ahora, me siento en el deber y el deseo de compartir esta experiencia con tod@s.

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El tiempo vuela

Aprovechando las fiestas venideras, el cambio de año (otra vez) y la posibilidad de buscar en el interior nuevos propósitos, aprovecho la poesía de Sarita (madre y abuela) y su "recién nacida" publicación Rumor de pasos  para llevar a ustedes un mensaje sobre el paso veloz del tiempo y la maternidad.

Aprovechar esta etapa en tiempos veloces, atribulados por las carreras sin fin, muchas veces nos quitan la oportunidad de disfrutar a plenitud del embarazo, el parto y la lactancia, únicas e irrepetibles.

Deseo a todos mis seguidores que el 2012 esté colmado de amor y vivencias inolvidables. Felices Fiestas.

Ingrid

 

Nadina

Crecías en mi vientre,

la ilusión de tu imagen

redondeó mi figura.

El orgullo de la forma

fue el reflejo de cada caricia

que dejé sobre la piel tensa.

Se hizo más lento el andar de la luna

en el cielo azul de mi esperanza.

Te llevé así, muy dentro de mí

con esa espera dilatada

al compás de mi vientre crecido.

Y las lunas brillaron y pasaron…

al igual que los ajós,

que tus primeros pasos.

Ya no camina lenta la esfera gris

que ayer iluminó mi cielo.

Ahora todo me envuelve,

todo me sumerje en este alegre

y pesado vértigo de tu partida.

Porque te vas, mi chiquita…

y yo, te tuve tan poco entre mis brazos…

Hoy quiero detener el andar de la luna,

de los días, de la vida misma.

Quiero tapar la luz del sol con las manos

y sentirte otra vez tan sólo mía.

Como fue entonces…

cuando en mi vientre crecías.

 

Sarita Kesselman

Rumor de Pasos, 2011

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Mamar es la elección del bebé

 

Demos tiempo a la madre y al bebé y la lactancia se asegura: Este video de aproximadamente 8 minutos nos demuestra que la paciencia y la espera natural siempre tiene excelentes resultados. El bebé eligirá mamar cuando se encuentra listo. Gracias a sus instintos naturales tomará el pecho correctamente, permanecerá tranquilo y él y su madre iniciarán esta aventura con éxito.

 

El contacto íntimo y lo más importante LA NO SEPARACIÓN ENTRE MADRE E HIJO durante la primera hora de vida, asegura una lactancia perfecta. Observen los pequeños detalles que favorecen el encuentro, como no bañar al bebé, no presionarlo, no envolverlo y sobre todo no a las intervenciones médicas innecesarias.
Prometo buscar más videos en español, pero la paciencia y acompañamiento de este nacimiento me conmovió y quiero compartirlo con ustedes.

¿Sería posible en Costa Rica que los nacimientos se vivan de esta manera?
¿No podría una mujer que ha tenido un parto por cesárea, estar junto a su bebé en la sala de recuperación en compañía de un familiar o amigo para ser asistida?

Este sería un sueño hecho realidad.
 Video de: http://www.youtube.com/user/ucomusicon

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Le pido prestado el slogan a Valeria de http://www.babyayu.com/ para expresar lo que significa llevar a los bebitos cargados en fulares, cargadores o rebozos de tela. Cerca de tu corazón y de tus besos resume exactamente lo que necesitan los niños para crecer seguros y felices.

Una herramienta “milenaria” que es utilizada por mujeres de todas partes del mundo para mantener a sus hijos cerca durante sus jornadas laborales, sus quehaceres hogareños o paseos. Normalmente vemos a las mujeres cargando a sus bebés o niños mayores en telas especialmente diseñadas para este fin, pero no es asunto sólo de mujeres. Cada día más hombres aprovechan el cargador para llevar a sus pequeños cerca de sus besos y su corazón también.

Mamá, Papá, Abuelitos, Tíos…

…Si quieren probar la sensación de llevar al bebé como un cangurito pueden comunicarse a ingrid@lactanza.com para conocer más sobre diferentes opciones de cargadores de tela disponibles.

Disfruten este video donde claramente se observa lo fácil que es ponerse el cargador. Este papá “reflaco” le da varias vueltas a la tela en su cintura más no es necesario!!

 

Nuestra lectora Johanna R nos comparte este video sobre las precauciones que se deben tener a la hora de utilizar los cargadores de tela.

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De Marcela:

Cuando esperaba mi segundo bebe, decidí que solo lo iba a alimentar con leche materna, decisión que tomamos en conjunto mi esposo y yo, ya teníamos un hijo de cuatro años el cual alimentamos con leche materna y fórmula.

Cuando mi segundo BEBE nació fue todo un éxito el proceso de lactancia, desde que nació se pegó al pecho y hoy nueve meses después sigue ahí, ya come comidita pero no hay nada que ella disfrute más que tomar teta.

La historia inicia cuando mi bebé tenía tres meses  y medio de nacida.  En esa época descubrí que mi esposo  me engañaba con otra mujer, y peor aún, que lo hacía desde mi embarazo. Al enterarme de tan lamentable situación  lo confronté y  sencillamente se volvió y me dijo: “yo ya no te quiero, la vida en familia ya no me llena y ME QUIERO IR DE LA CASA”,…

… Y se fue de la casa. Sentí que me iba a morir, el dolor es indescriptible, no era un dolor de estómago, no era un dolor de cuerpo, no era un dolor de cabeza, era un dolor en el alma, era como si alguién muy querido se hubiera muerto en un accidente repentino,. Ese día no me bajó leche, mi cuerpo se estancó.  Al día siguiente me vino la menstruación (cosa que no esperaba en razón de la lactancia exclusiva) en ese momento pensé que mi bebé tenía mucha hambre y que yo estaba demasiado triste para producir leche para ella por lo que decidí darle un chupón de fórmula. No hubo forma humana para que aceptara el chupón, entonces intenté con beberito y tampoco lo logré,. No le gustó  el utensilio ni el sabor de la fórmula. Necesitaba urgentemente el calorcito de su mamá. Yo me sentía acabada emocionalmente y cargaba una tristeza que sólo las mujeres que han pasado por lo mismo pueden entender. 

Me había quedado sola, con una bebé de brazos y un chiquito de cuatro años, ambos requiriendo mucho de mi tiempo.  No me dejé vencer y decidí que mi bebé iba a seguir teniendo su tan querida lechita materna y que eso me iba a ayudar y fortalecer aún más para salir del dolor y la tristeza que estaba sintiendo. Hoy casi seis meses después mi bebé no ha tomado fórmula,. Come comidita y toma leche materna cada vez que ella quiere, sin horarios ni stres, al principio no fue fácil y todo los días ruego a Dios que mi bebé no tenga consecuencias de la tristeza que yo le pude haber transmitido en ese momento. En este momento vivo muy feliz en compañía de mis dos hijos, todavía tengo días muy difíciles y me faltan varias cosas que superar, pero siento que haber seguido con la lactancia me ayudo a salir más rápido de la situación y espero seguir dando teta todo el tiempo que mi bebé lo requiera.

Espero que mi testimonio sirva de inspiración a mujeres en la misma situación y no se den por vencidas.

Gracias a Lili Lee por la foto en flicker

                                           

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